Muchas veces los embaucamientos y estafas de los delincuentes suelen se exitosas maniobras que dejan al timador con una suculenta recompensa. Pero, también existen contadas ocasiones en que el botín se puede reducir a la nada misma, producto de que los mismos delincuentes pueden ser engañados por otros aún más astutos, hábiles y sagaces.
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