jueves, 14 de agosto de 2008

Resucitar un Amor 1999


En 1972 Fielding Pierce (Billy Crudup) es un joven guardacostas que se encuentra locamente enamorado de Sarah Williams (Jennifer Connelly). Ambos se prometen amor eterno, pero un terrible atentado con coche-bomba, en Minneapolis, hace desaparecer a Sarah, una activista, que lucha contra la intervención norteamericana en Chile, durante la dictadura de Pinochet.
Diez años más tarde, convertido en un hombre maduro es un respetable fiscal de Condado en Chicago que vive con su novia y que se enfrenta al idealismo de los años pasados e intenta afrontar sus aspiraciones, viéndose envuelto en un torbellino emocional, en el que empieza a tener las sensación de que el fantasma de su amada está presente en su vida.

CRÍTICA: (comentario personal)
Drama romántico atractivo, bien interpretado y con un original planteamiento, ya que confronta la idea del auténtico amor (que sería imperecedero y trascendería al discurrir de los años e incluso a la propia muerte) con la ética y el compromiso político.
Crudrup, encarna a un joven político (Fielding Pierce) que siendo de orígen modesto, logró estudiar en Harvard y tras una brillante carrera como abogado y fiscal, presenta su candidatura al Senado. No oculta que su máxima ambicion es llegar a ser presidente y entiende que ello sería la lógica culminación del "sueño americano", algo que el ve perfectamente compatible con la ética política. Diez años antes, conoce a una joven católica, de la que tras un inmediato flechazo, se enamora locamente y se juran amor eterno.

Sarah, tiene una visión radicalmente diferente de la realidad política y es una activista que trabaja intensamente en grupos que se oponen al intervencionismo norteamericano en otros paises (muy especialmente en Chile) y que aunque corresponde apasionadamente al amor de Fielding, le advierte que va a ser absorbido por los engranajes de una maquinaria cuya podredumbre no tiene remedio. A la par que se acercan emocionalmente, se separan politicamente, hasta que finalmente su amor es arrojado, como un sacrificio, en la hoguera de sus ambiciones. El compromiso de Sarah con grupos religiosos católicos que apoyan a la disidencia chilena, culmina en el atentado con que da comienzo la película.

Aunque Fielding aparenta haber rehecho su vida (vive con otra novia y tiene un envidiable futuro profesional), dista mucho de ser feliz ya que se encuentra atormentado por complejos de culpa (sabe que lo que está haciendo no sería del agrado de su antiguo, e inolvidable amor), pero sobre todo, porque comienza a percibir la omnipresencia de Sarah. En muchas situaciones aparenta verla...oirla...casi tocarla. ¿Es el fantasma de Sarah?...estas ideas le envuelven, continuamente y se nos pesentan en frecuentes flashbacks del amor que compartieron.

La película discurre con continuos zigzags entre el presente (1.982), que se nos expone en colores austeros y el principio de los setenta, que se nos muestra saturado de colores brillantes y energia. Podría decirse que la película trata de este contraste: la gran vitalidad de nuestra juventud, que aunque dure pocos años, permanece en la memoria para siempre.
Crudup y Connelly realizan una esplédida interpretación. Hay una escena (2-3 minutos), entre ambos, que discurre en el metro, tan cargada de realismo que nos hace sentirnos como voyeurs. Por su intensidad dramática, cabe resaltar la escena en la que Fielding se derrumba tras recibir una "extraña"
llamada telefónica. Otras, no pueden mencionarse sin desvelar el final. Con el tiempo he aprendido a apreciar las películas que te permiten interpretar el final. Esta es una de ellas.

Keith Gordon es uno de los mejores directores de los 90, poseyendo una breve pero sólida y meritoria obra. Destacaríamos su clásico film de culto antibelicista "A Midnight Clear" ("En la línea de ataque", 1.992) y su adaptación de la obra de Kurt Vonnegut "Mother Night" (En su propia trampa", 1.996), ambas consideradas entre las 15 ó 20 mejores películas americanas de esa década.

Puede que "Resucitar un amor", sea su mejor trabajo, ya que es una de esas películas que se van metiendo dentro de tí, conforme la ves y logran permanecer en tu mente en los días siguientes. Desde luego, si que es su mayor reto, especialmente en términos de complejidad narrativa: la alternancia continua entre los idealistas años 70 y los agresivos y oportunistas 80 y la compleja exposición del conflicto interior que vive su angustiado protagonista.

Y por último una frase para recordar: "Tomé una decisión...decidí olvidarte...¡Dios creí que podría hacerlo!..."



Danizia.Unica.Inigualable.Chilena
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Besos!!